2.1.EL TEXTO NARRATIVO Y SU PROPOSITO COMUNICATIVO
2.1 El texto narrativo y su propósito
comunicativo
Si deseo
• denunciar un robo,
• quejarme ante un suceso que considero injusto,
• dar a conocer un acontecimiento que me parece importante,
• justificar una solicitud,
• mostrar a una persona que su comportamiento ha cambiado, entre otras cosas...
¡Necesito narrar!
• denunciar un robo,
• quejarme ante un suceso que considero injusto,
• dar a conocer un acontecimiento que me parece importante,
• justificar una solicitud,
• mostrar a una persona que su comportamiento ha cambiado, entre otras cosas...
¡Necesito narrar!
Narrar no sólo es:
• escribir novelas,
• crear cuentos o
• inventar hechos jamás ocurridos.
Narrar es contar.
I. ¿Cómo identificar una narración?
Aprendamos con esta historia:
La narración que perseguía a un hombre
II. En busca de una estructura narrativa
El licenciado Antonio Carranza Otero, investigador, ha sido comisionado
para indagar un hecho sorprendente: una narración ha ocasionado el enloquecimiento
de Lauro Heredia Mendizábal, quien no ha dejado de llorar y
preguntar: “¿Por qué?” Carranza debe localizar tal relato y por ello se dirige
a la oficina de Heredia, donde encuentra tres sobres recién abiertos y, en el
suelo, tres mensajes distintos; cuenta con una hora para localizar el texto
culpable y no le permitirán regresar ya más a la oficina. Levanta las hojas, en
la primera está escrito lo siguiente:
El término Internet 2 es, en realidad, el nombre del consorcio de
las 206 universidades, empresas y organismos gubernamentales asociados
para el desarrollo, operación y utilización de esta red académica
en Estados Unidos; no obstante, por el rico intercambio existente en la
colaboración de proyectos, el concepto de las redes académicas
y de investigación rebasa la frontera americana y diversos países
alrededor del mundo que inician la construcción de este tipo de redes.
Lourdes Velázquez Pastrana et al., “Internet 2”, en Entér@te, México,
Dirección General de Cómputo Académico, año 3, núm. 34,
25 de noviembre de 2004, suplemento mensual, p. 4.
Dirección General de Cómputo Académico, año 3, núm. 34,
25 de noviembre de 2004, suplemento mensual, p. 4.
Antonio piensa: “Lauro es enemigo de la tecnología y del Internet, pero
eso no lo hubiera enloquecido... además... narración...” Carranza Otero relee
atentamente y se lamenta por jamás haber prestado atención a sus clases de
Español:
—De haberlo hecho —murmura— podría reconocer rápidamente si
esto es o no una narración... Esa es la clave...
Con los documentos en la mano se sienta para tratar de recordar qué le
decían sus maestros: “Narración... narración... Está en los cuentos y novelas...
aunque aquí no hay nada parecido... Recuerdo algo así como sucesos,
tiempo y espacio determinado... transformación... personaje fijo... ¿qué querían
decir esas cosas?, espero no haber tirado mis apuntes...”.
Se rasca la cabeza... Al menos recuerda algunos aspectos clave. El investigador
lee el segundo mensaje:
En el atletismo, Julio César García Espinosa, alumno de la Facultad
de Estudios Superiores Cuautitlán, consiguió llegar hasta la
final en la prueba
de relevos 4 x 100, etapa a la que sólo llegaron los mejores
equipos, entre ellos el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores
Monterrey (ITESM), la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y, por supuesto, la UNAM.
Margarita Solís Montaño, “FESC en finales de Universiada
y olimpiadas nacionales”, en UNAM, COMUNIDAD, México, núm. 10,
octava época, vol. 20, 25 de mayo de 2007, p. 24.
y olimpiadas nacionales”, en UNAM, COMUNIDAD, México, núm. 10,
octava época, vol. 20, 25 de mayo de 2007, p. 24.
Cierto que a Heredia no le agradaba el ejercicio y siempre deseaba la
derrota de los estudiantes de licenciatura de la unam; solía afirmar que en
lugar de hacer deporte deberían encerrarse en las bibliotecas a estudiar... pero
este segundo texto... ¿será una narración?... Tiene un personaje fijo, que es
García Espinosa... sucesos... “llegó a la final”... tiempo... espacio determinado...
transformación... ¿hay aquí transformación?...
El investigador reniega nuevamente por no haber prestado atención a
sus clases de Español: “Nunca pensé que sirviera para algo identificar una
narración...”. Desalentado lee el tercer documento:
personaje
fijo: Un ser de
quien se habla o quien
actúa
en la narración.
El Faro de Alejandría
Para que sirviera de guía a los navegantes, en el 279 a.C. el rey Ptolomeo II mandó construir una torre en la isla de Faros, frente a la ciudad de Alejandría. El edificio fue construido con grandes cimientos de piedra y con bloques de mármol unidos con plomo; tenía una altura de 134 metros. Sobre su parte más alta se colocó una gran pieza metálica reflejante para que su luz no se confundiera con las estrellas. Durante el día, reflejaba la luz del Sol y por la noche proyectaba la del fuego a una distancia de hasta 50 kilómetros. Fue considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo hasta el siglo XIV, cuando lo derribó un terremoto.
Para que sirviera de guía a los navegantes, en el 279 a.C. el rey Ptolomeo II mandó construir una torre en la isla de Faros, frente a la ciudad de Alejandría. El edificio fue construido con grandes cimientos de piedra y con bloques de mármol unidos con plomo; tenía una altura de 134 metros. Sobre su parte más alta se colocó una gran pieza metálica reflejante para que su luz no se confundiera con las estrellas. Durante el día, reflejaba la luz del Sol y por la noche proyectaba la del fuego a una distancia de hasta 50 kilómetros. Fue considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo hasta el siglo XIV, cuando lo derribó un terremoto.
¿Cuál de los tres textos es la narración? Descúbralo al seguir con las
aventuras de un investigador.
Si Antonio Carranza hubiera podido preguntar a alguien sus dudas, no le hubiera sido difícil identificar qué texto presentaba una estructura narrativa; sin embargo nadie acompaña al investigador, salvo el retrato del primogénito de Heredia, sobre el escritorio. Carranza se levanta para mirarlo de cerca y, de pronto, cae al suelo un cuarto papel:
Receta para hacer reír a un niño
Ingredientes:
Ingredientes:
- Un tema atractivo: la desaparición.
- Un pato minúsculo y muy hambriento.
- Una escuela.
- Un día indeterminado.
- Un instrumento para borrar escritura (una goma).
Procedimiento:
Se saca de su jaula al pato, se echa a andar en la escuela, se le coloca una goma al frente, enseguida se deja que el pato la ingiera. El pato desaparecerá al cabo de unos instantes.
El platillo puede servirse así:
Se saca de su jaula al pato, se echa a andar en la escuela, se le coloca una goma al frente, enseguida se deja que el pato la ingiera. El pato desaparecerá al cabo de unos instantes.
El platillo puede servirse así:
Carranza concluye que, al haber escrito eso, Heredia subestimaba la inteligencia de su hijo; pero, de súbito, recuerda que las narraciones presentan un esquema de causa-consecuencia. Se sienta en el escritorio, toma una pluma, una hoja blanca y escribe:
Causa
|
Consecuencia
|
El pato es muy pequeño
|
es vulnerable.
|
El pato es muy chiquito
|
se come la goma.
|
Las gomas sirven para borrar
|
se borra al comer la goma.
|
Ahora tiene la impresión de haber perdido el tiempo. Cuenta con un esquema, tres textos y un problema: encontrar la narración... ¿y cuál es la esencia de una narración?
—Quizá el esquema causa-consecuencia no sea determinante —reflexiona— pero sí constituye una pista... ¿presenta el primer texto ese esquema?—. En la mente de Carranza Otero surge una idea pueril: “¿Qué tal si me imagino que en cada mensaje encontrado hay un pato... ¿Un pato?... Sí, un pato”, y escribe:
“Había una vez un consorcio de 206 universidades que un día...”
Carranza deja la pluma: “¿De pronto qué sucede con ese consorcio?... pero... ¿sucede algo?... creo que no me están hablando de lo que hace el consorcio...”.
-El investigador coloca ante sí el segundo mensaje: “Había una vez un alumno atleta que de pronto logró llegar a la final...”.
—¿Y?... finalmente, ¿qué ocurrió?...—. Recuerda apenas que sus profesores le habían dicho que para que exista una narración se requiere una complicación o transformación... y el Internet 2 no se transforma... el alumno llega a la final, pero no se cuenta cómo se transforma... Antonio toma una hoja más y elabora el siguiente esquema:
—¡Lo logré!, ¡lo logré!— Carranza está a punto de
salir gritando de la oficina pero se contiene, deposita sus reflexiones
en un sobre y se dirige a donde
está su jefa, para comunicarle triunfalmente que ahora sí encontró la
narración
culpable. Al llegar, lo recibe una secretaria que le entrega un
documento:
—Licenciado Carranza, la licenciada Leyva solicita que le entregue el
informe y sus conclusiones por escrito... además, aquí está la declaración de
Elvira Talamontes Guevara.Antonio lee someramente el texto; es decir, lee unas líneas del inicio, luego otras más de la parte central, pasa su vista sobre las últimas líneas y con ello sabe qué asunto se le presenta en dicho documento, luego lo guarda en su portafolios y pide permiso para ir a su casa. En el camino se pregunta si ese documento, esa declaración, será también una narración. Lee nuevamente, pero ahora con atención:
...el día de ayer, 18 del mes y año en curso, siendo
aproximadamente las
23:20 horas, la declarante llegó a la esquina que forman las
calles de
López con Niño perdido, en el Centro Histórico, a efecto de
realizar una
llamada telefónica en la caseta que se localiza en la esquina
citada; llegó
primeramente a la caseta telefónica un individuo del sexo
masculino, el
cual realizó su llamada telefónica; la declarante esperó atrás de
esa persona
su turno. Una vez que terminó su llamada, dicho personaje marcó
nuevamente otro número, por lo que la emitente, dirigiéndose a
dicho
personaje, le manifestó: “Es mi turno”, a lo que esta persona le
contestó:
“Yo voy a hacer las llamadas que yo quiera antes y usted no va a
hacer
ninguna llamada hasta que yo quiera”.
La declarante no contestó nada y dejó que realizara su segunda llamada. Tres minutos después esta persona terminó de realizar su segunda llamada, e instantáneamente volvió a marcar otro número telefónico, por lo que la declarante, por segunda ocasión, dijo a este personaje: “Es mi turno”, a lo que dicho individuo contestó “con tono violento y agresivo”: “Usted no va a hacer ninguna llamada hasta que yo quiera”. La declarante colocó su mano en la palanca de tono del teléfono y la “colgó” para obstaculizar la tercera llamada del personaje, quien levantó amenazadoramente el auricular. La declarante se sintió en peligro y gritó: “Usted no me va a pegar”. Como respuesta el personaje propinó a la emitente un golpe en la cabeza, con el cual le causó la lesión que presenta. Al ver que ella sangraba, huyó y la declarante recibió auxilio de un ciclista que presenció la escena y quien, al notar el sangrado profuso, le ofreció su pañuelo.
En ese momento circulaba una patrulla de la Secretaría de Protección. Al notar la tripulación la hemorragia de la declarante acudieron a socorrerla. La emitente dijo que un personaje del sexo masculino de 50 años de edad, aproximadamente, la había agredido y lesionado con el auricular del teléfono público y se había dado a la fuga corriendo sobre López. Por testimonio de la tripulación de la patrulla, la declarante supo que los policías fueron en seguimiento del agresor, a quien encontraron dos calles después mientras hablaba tranquilamente por teléfono. En el lugar fue aprehendido, a pesar de que forcejeó para evitar ser introducido al automóvil.
Posteriormente dicho personaje fue presentado ante la autoridad, la declarante fue trasladada al Hospital de Sigüenza para ser atendida de su lesión y enseguida se trasladó a esta oficina, en donde, al tener a la vista al personaje agresor, lo identificó plenamente como el mismo personaje que la agredió y le causó las lesiones que refiere el parte médico del citado Hospital, por lo cual presenta su formal querella por el delito de lesiones cometido en su agravio, siendo todo lo que tiene que declarar y previa lectura de su dicho lo ratifica y firma al margen para constancia legal, estampando su huella para los efectos legales a que haya lugar.
La declarante no contestó nada y dejó que realizara su segunda llamada. Tres minutos después esta persona terminó de realizar su segunda llamada, e instantáneamente volvió a marcar otro número telefónico, por lo que la declarante, por segunda ocasión, dijo a este personaje: “Es mi turno”, a lo que dicho individuo contestó “con tono violento y agresivo”: “Usted no va a hacer ninguna llamada hasta que yo quiera”. La declarante colocó su mano en la palanca de tono del teléfono y la “colgó” para obstaculizar la tercera llamada del personaje, quien levantó amenazadoramente el auricular. La declarante se sintió en peligro y gritó: “Usted no me va a pegar”. Como respuesta el personaje propinó a la emitente un golpe en la cabeza, con el cual le causó la lesión que presenta. Al ver que ella sangraba, huyó y la declarante recibió auxilio de un ciclista que presenció la escena y quien, al notar el sangrado profuso, le ofreció su pañuelo.
En ese momento circulaba una patrulla de la Secretaría de Protección. Al notar la tripulación la hemorragia de la declarante acudieron a socorrerla. La emitente dijo que un personaje del sexo masculino de 50 años de edad, aproximadamente, la había agredido y lesionado con el auricular del teléfono público y se había dado a la fuga corriendo sobre López. Por testimonio de la tripulación de la patrulla, la declarante supo que los policías fueron en seguimiento del agresor, a quien encontraron dos calles después mientras hablaba tranquilamente por teléfono. En el lugar fue aprehendido, a pesar de que forcejeó para evitar ser introducido al automóvil.
Posteriormente dicho personaje fue presentado ante la autoridad, la declarante fue trasladada al Hospital de Sigüenza para ser atendida de su lesión y enseguida se trasladó a esta oficina, en donde, al tener a la vista al personaje agresor, lo identificó plenamente como el mismo personaje que la agredió y le causó las lesiones que refiere el parte médico del citado Hospital, por lo cual presenta su formal querella por el delito de lesiones cometido en su agravio, siendo todo lo que tiene que declarar y previa lectura de su dicho lo ratifica y firma al margen para constancia legal, estampando su huella para los efectos legales a que haya lugar.
Carranza sabe que en esa declaratoria hay una serie de acciones, sin duda regidas por el esquema causa-consecuencia, pero eso no decide que el texto sea una narración; se necesita “que el pato ingiera la goma”, y en la declaratoria... ¿dónde está la goma? La voz de su hijo lo distrae:
—¡Papá!, ¡llegaste temprano! ¿Hoy también me vas a hacer de comer?
-El investigador lo carga, le da un beso y mientras le sirve la comida escucha
la vocecita infantil:
—Papá..., ¿qué estabas leyendo?
—Una historia de mi trabajo.
—¿Me la cuentas?
El investigador intenta contársela como si fuera un cuento:
—Es sobre un señor malo que, con el teléfono, le pegó a una mujer.
—¿Y luego?
—Lo detienen los policías.
—¿Y entonces...? —pregunta el niño, impaciente.
—Lo acusan... pero, ¿no quieres oír otro cuento?
Una vez que ha atendido a su hijo, Carranza piensa en lo narrado; sin duda la declaratoria no relata lo que hizo el agresor... quien seguramente no sería el pato que se comió la goma... En esa declaratoria, ahora Antonio se pregunta, ¿cuál es la complicación?, ¿el no haber podido realizar la llamada?, ¿el golpe?, ¿la aprehensión?... ¿quién es ahora el pato; quién la goma y a qué equivale “borrarse” en esa declaratoria:
—¡Nunca pensé que aprender a identificar una narración sirviera para entender lo que sucede en un texto! —se dice desesperado... —¿el pato es ella, el agresor o... la policía?...
¿Dónde está la complicación? ¿Quién podrá ser el actor principal de
la narración? ¡No se pierda el siguiente episodio de La narración que
perseguía a un hombre!
—¡Lo logré!, ¡lo logré!— Carranza está a punto de salir gritando de la oficina pero se contiene, deposita sus reflexiones en un sobre y se dirige a donde está su jefa, para comunicarle triunfalmente que ahora sí encontró la narración culpable.
Al llegar, lo recibe una secretaria que le entrega un documento:
—Licenciado Carranza, la licenciada Leyva solicita que le entregue el informe y sus conclusiones por escrito... además, aquí está la declaración de Elvira Talamontes Guevara.
Antonio lee someramente el texto; es decir, lee unas líneas del inicio, luego otras más de la parte central, pasa su vista sobre las últimas líneas y con ello sabe qué asunto se le presenta en dicho documento, luego lo guarda en su portafolios y pide permiso para ir a su casa. En el camino se pregunta si ese documento, esa declaración, será también una narración.
Lee nuevamente, pero ahora con atención:
...el día de ayer, 18 del mes y año en curso, siendo aproximadamente las 23:20 horas, la declarante llegó a la esquina que forman las calles de López con Niño perdido, en el Centro Histórico, a efecto de realizar una llamada telefónica en la caseta que se localiza en la esquina citada; llegó primeramente a la caseta telefónica un individuo del sexo masculino, el cual realizó su llamada telefónica; la declarante esperó atrás de esa persona su turno.
Una vez que terminó su llamada, dicho personaje marcó nuevamente otro número, por lo que la emitente, dirigiéndose a dicho personaje, le manifestó: “Es mi turno”, a lo que esta persona le contestó: “Yo voy a hacer las llamadas que yo quiera antes y usted no va a hacer ninguna llamada hasta que yo quiera”. La declarante no contestó nada y dejó que realizara su segunda llamada.
Tres minutos después esta persona terminó de realizar su segunda llamada, e instantáneamente volvió a marcar otro número telefónico, por lo que la declarante, por segunda ocasión, dijo a este personaje: “Es mi turno”, a lo que dicho individuo contestó “con tono violento y agresivo”: “Usted no va a hacer ninguna llamada hasta que yo quiera”. La declarante colocó su mano en la palanca de tono del teléfono y la “colgó” para obstaculizar la tercera llamada del personaje, quien levantó amenazadoramente el auricular.
La declarante se sintió en peligro y gritó: “Usted no me va a pegar”. Como respuesta el personaje propinó a la emitente un golpe en la cabeza, con el cual le causó la lesión que presenta. Al ver que ella sangraba, huyó y la declarante recibió auxilio de un ciclista que presenció la escena y quien, al notar el sangrado profuso, le ofreció su pañuelo.
En ese momento circulaba una patrulla de la Secretaría de Protección. Al notar la tripulación la hemorragia de la declarante acudieron a socorrerla. La emitente dijo que un personaje del sexo masculino de 50 años de edad, aproximadamente, la había agredido y lesionado con el auricular del teléfono público y se había dado a la fuga corriendo sobre López. Por testimonio de la tripulación de la patrulla, la declarante supo que los policías fueron en seguimiento del agresor, a quien encontraron dos calles después mientras hablaba tranquilamente por teléfono.
En el lugar fue aprehendido, a pesar de que forcejeó para evitar ser introducido al automóvil. Posteriormente dicho personaje fue presentado ante la autoridad, la declarante fue trasladada al Hospital de Sigüenza para ser atendida de su lesión y enseguida se trasladó a esta oficina, en donde, al tener a la vista al personaje agresor, lo identificó plenamente como el mismo personaje que la agredió y le causó las lesiones que refiere el parte médico del citado Hospital, por lo cual presenta su formal querella por el delito de lesiones cometido en su agravio, siendo todo lo que tiene que declarar y previa lectura de su dicho lo ratifica y firma al margen para constancia legal, estampando su huella para los efectos legales a que haya lugar.
El licenciado Carranza se pregunta si esa declaración será una narración. Dudoso escribe:
—¡No!, ¡no!— se dice con desesperación —la declaratoria finaliza cuando ella presenta su querella, lo cual significa que los golpes no equivalen a la situación final.
Carranza sabe que en esa declaratoria hay una serie de acciones, sin duda regidas por el esquema causa-consecuencia, pero eso no decide que el texto sea una narración; se necesita “que el pato ingiera la goma”, y en la declaratoria... ¿dónde está la goma? La voz de su hijo lo distrae:
—¡Papá!, ¡llegaste temprano! ¿Hoy también me vas a hacer de comer?
-El investigador lo carga, le da un beso y mientras le sirve la comida escucha
la vocecita infantil:
—Papá..., ¿qué estabas leyendo?
—Una historia de mi trabajo.
—¿Me la cuentas?
El investigador intenta contársela como si fuera un cuento:
—Es sobre un señor malo que, con el teléfono, le pegó a una mujer.
—¿Y luego?
—Lo detienen los policías.
—¿Y entonces...? —pregunta el niño, impaciente.
—Lo acusan... pero, ¿no quieres oír otro cuento?
Una vez que ha atendido a su hijo, Carranza piensa en lo narrado; sin duda la declaratoria no relata lo que hizo el agresor... quien seguramente no sería el pato que se comió la goma... En esa declaratoria, ahora Antonio se pregunta, ¿cuál es la complicación?, ¿el no haber podido realizar la llamada?, ¿el golpe?, ¿la aprehensión?... ¿quién es ahora el pato; quién la goma y a qué equivale “borrarse” en esa declaratoria:
—¡Nunca pensé que aprender a identificar una narración sirviera para entender lo que sucede en un texto! —se dice desesperado... —¿el pato es ella, el agresor o... la policía?...
¿Dónde está la complicación? ¿Quién podrá ser el actor principal de la narración? ¡No se pierda el siguiente episodio de La narración que perseguía a un hombre!
III. Una pequeña narración oculta
Lleno de interrogantes Antonio Carranza se pasea en la
habitación con la cabeza inclinada y se cruza de brazos:
—Si el pato regresara del más allá
a levantar una denuncia contra quien resultara responsable por haber dejado la
goma, la narración... ¡es lógico! —se dice levantando las manos hacia arriba—,
la narración tendría como el personaje dañado al pato... Creo que a eso se le
llamaba personaje
fi jo... ¿Y quién es el personaje fi jo
en la declaratoria?, ¿ella o él?... Ambos se transforman: ella estaba bien y
ahora está herida, él estaba libre y ahora está en la cárcel...
Antonio toma varias hojas, un
lápiz, goma (sabe que tendrá que borrar mucho antes de llegar a un resultado
satisfactorio) y escribe:
|
*
|
|
Un patito muy chiquito...
|
se comió una goma...
|
y se borró.
|
Una mujer que quería hablar por teléfono...
|
la golpearon...
|
ya no realizó su llamada.
|
Un hombre hablaba por teléfono...
|
una mujer interrumpió su llamada...
|
no
pudo terminar y tuvo que salir corriendo a buscar otro teléfono y entonces
unos policías lo detuvieron y lo llevaron ante el juez.
|
Carranza Otero llega a la
conclusión de que por esa vía no llegará a descubrir quién es el personaje fi
jo... De pronto nuevamente se ilumina: “¿Qué pasaría —dice con deleite— si
ahora, en lugar de comenzar por el principio, comienzo con el fi nal: con el pato
que ya desapareció, luego escribo la causa por la cual se borró y lo que
ocasionó dicha causa?” En otra hoja elabora un cuadro más:
|
*
|
|
y se borró.
|
se comió una goma...
|
Un patito muy chiquito...
|
El resultado lo lleva a decidir
que una estrategia viable es escribir la serie de acciones realizadas, pero
iniciará ahora por la última consecuencia a fi n de indagar las causas; por
ello comenzará por el fi nal. Antonio elabora este cuadro:
Sucede...
|
a
causa de...
|
La demandante presenta una querella contra un personaje.
|
Un personaje la golpeó.
|
Un personaje golpeó a la demandante.
|
Ella le reclamó.
|
Ella le reclamó.
|
Él realizó varias llamadas.
|
Él realizó varias llamadas.
|
¿...?
|
Antonio
se confunde, relee lo escrito y continúa con una inferencia:
Él realizó varias llamadas...
|
Sentía derecho a hacerlo.
|
En realidad —refl exiona—, la
declarante no presentó su querella porque el personaje la hubiera golpeado,
sino porque lo tuvo enfrente... lo cual signifi ca que debo empezar otra vez:
Sucede...
|
a
causa de...
|
La demandante presenta una querella contra el hombre que la
agredió.
|
En la agencia investigadora del Ministerio Público le
presentaron al agresor.
|
En la agencia investigadora del Ministerio Público le
presentaron al agresor.
|
Los tripulantes de la patrulla lo aprehendieron.
|
Los tripulantes de la patrulla lo aprehendieron.
|
Ella les dijo que él la había lesionado.
|
Ella les dijo que él la había lesionado.
|
Los tripulantes de la patrulla la socorrieron.
|
Los tripulantes de la patrulla la socorrieron.
|
Ella estaba sangrando.
|
Ella estaba sangrando.
|
El agresor la golpeó y huyó.
|
El agresor la golpeó y huyó.
|
Ella le impidió realizar una tercera llamada telefónica.
|
Ella le impidió realizar una tercera llamada telefónica.
|
Él ya no tenía derecho a hacerla.
|
Él ya no tenía derecho a hacerla.
|
Él ya había realizado dos llamadas.
|
Él ya había realizado dos llamadas.
|
No cedió el turno a la mujer.
|
No cedió el turno a la mujer.
|
Él llegó primero a la caseta telefónica.
|
Él llegó primero a la caseta telefónica.
|
La mujer no tuvo suerte de llegar antes.
|
Ahora Carranza mira la sucesión de
acciones, el esquema de consecuenciacausa y descubre que parecería haber dos
historias, una dentro de la otra; en la primera se narra el origen de las
lesiones que permiten realizar la querella:
Sucede...
|
a
causa de...
|
Ella estaba sangrando.
|
El agresor la golpeó y huyó.
|
El agresor la golpeó y huyó.
|
Ella le impidió realizar una tercera llamada telefónica.
|
Ella le impidió realizar una tercera llamada telefónica.
|
Él ya no tenía derecho a hacerla.
|
Él ya no tenía derecho a hacerla.
|
Él ya había realizado dos llamadas.
|
Él ya había realizado dos llamadas.
|
No cedió el turno a la mujer.
|
No cedió el turno a la mujer.
|
Él llegó primero a la caseta telefónica.
|
Él llegó primero a la caseta telefónica.
|
La mujer no tuvo suerte de llegar antes.
|
Carranza se cree capaz de localizar ahora al “pato” de
esta primera narración:
|
*
|
|
Una mujer quería hablar por teléfono en una caseta acaparada
por un hombre.
|
Ella intentó ejercer su derecho a hablar por teléfono de
acuerdo con su turno y él la golpeó.
|
Ella quedó sangrando y él huyó.
|
Este investigador se frota las
manos satisfecho. Reconoce que resumió las acciones, pero conservó lo
importante, la historia que le contó a su hijo, esa historia pequeña que narra
los antecedentes, inserta en la historia principal. El licenciado intenta
realizar el esquema del núcleo de la declaración, para lo cual aísla la segunda
historia:
Sucede...
|
a
causa de...
|
La demandante presenta una querella contra el hombre que la
agredió.
|
En la agencia investigadora del Ministerio Público le
presentaron al agresor.
|
En la agencia investigadora del Ministerio Público le
presentaron al agresor.
|
Los tripulantes de la patrulla lo aprehendieron.
|
Los tripulantes de la patrulla lo aprehendieron.
|
Ella les dijo que él la había lesionado.
|
Ella les dijo que él la había lesionado.
|
Los tripulantes de la patrulla la socorrieron.
|
Los tripulantes de la patrulla la socorrieron.
|
Ella estaba sangrando.
|
Enseguida elabora el esquema,
aunque, para no perderse, inicia por la situación fi nal:
|
*
|
|
Se borró.
|
Se comió una goma.
|
Un patito muy chiquito.
|
La demandante presenta una querella contra el hombre que la
agredió.
|
Los
tripulantes de una patrulla la socorrieron, aprehendieron al hombre y lo
presentaron ante el Ministerio Público.
|
Una
mujer que sangraba porque un hombre la había agredido y luego había huido.
|
Asombrado, el investigador
recuerda lo que le dijo a su hijo: “Es sobre un señor malo que, con el
teléfono, le pegó a una mujer.”
—¡No! Debí haberle dicho a mi hijo
que leía la historia de una agresión... Era un relato sobre una mujer que
presenta una querella contra un hombre que la había golpeado, al cual
aprehendieron los tripulantes de una patrulla.
Un poco apenado, Antonio Carranza
reconoce que aun cuando está familiarizado con la lectura de narraciones, jamás
se había preguntado si en realidad las comprendía. Reconoce que, de pronto, no
había encontrado el hilo conductor, no había distinguido una historia principal
de una secundaria, por lo cual no sabía qué quería decirle la declaratoria. En
síntesis: no había visto al texto como un todo, en un inicio no había
mencionado una idea global, como ahora.
En la noche Antonio decide
rescatar la idea de elaborar una receta a fi n de no olvidar lo que ha
aprendido y escribe:
Ingredientes
básicos presentes en narraciones:
|
Ejemplo:
|
Un tema:
|
La agresión.
|
Un propósito:
|
Denunciar al agresor.
|
Uno o varios participantes:
|
La mujer, el hombre, el ciclista y los tripulantes de la
patrulla.
|
Un personaje fi jo:
|
La mujer.
|
Un lugar donde transcurren los hechos:
|
La ciudad, en la intersección de dos calles.
|
Un tiempo en el cual transcurren los mismos:
|
La noche.
|
Relaciones causa-consecuencia:
|
[Las
anoté en los esquemas anteriores.]
|
Un esquema narrativo básico formado por:
|
|
• Situación inicial
Flecha de ascenso
|
Una mujer que sangraba porque un hombre la había agredido y
luego había huido.
|
•
Transformación o complicación
* Estrella
|
Los tripulantes de una patrulla la socorrieron, aprehendieron
al hombre y lo presentaron ante el Ministerio Público.
|
• Situación fi nal
Flecha de descenso
|
La demandante presentó una querella contra el hombre que la
agredió.
|
¿Antonio
Carranza habrá descubierto cómo leer mejor todo tipo de narraciones?, ¿no se
tropezará con estructuras más complejas?
¡No se pierda
el siguiente episodio de La narración que
perseguía a un hombre!
IV. El encuentro con una narración desarrollada
Luego de haber elaborado un cuadro-resumen, Carranza
deja a un lado su obra y quiere olvidar por un momento todas las complicaciones
laborales y narrativas en las que se ha introducido. Se acuesta en la cama,
abre el periódico al azar y, sin pensarlo siquiera, lee una noticia:
Luego de cometer adulterio,
un hombre sufre un accidente al tratar de escapar del marido ofendido
(San Juan, Méx., 8 de noviembre). Jacinto
Régules, de 23 años, se encuentra en un sanatorio particular luego de haberse
quebrado la cadera al tratar de salvar su vida. La joven adúltera, Yunuén
Santana, declaró esta mañana que su marido, el licenciado Marcelino Diógenes,
la había golpeado por celos injustifi cados; por ello la mujer decidió
engañarlo y buscó a Régules, quien aceptó cometer adulterio. Ayer, en la
primera cita amorosa, el marido armado con una pistola calibre 22, volvió a su
hogar antes de lo previsto. Al escuchar las violentas amenazas de Diógenes, el
adúltero intentó huir, salió por la ventana, trató de bajar por la rama de un
árbol contiguo que no soportó el peso del infractor, y se vino abajo junto con
Jacinto Régules, quien al caer se fracturó la cadera.
—Creo que estoy enfermo —Carranza
Otero se dice con desaliento—, creo que soy un enfermo mental... Creo que tengo
otra narración enfrente... ¡no es posible que me persigan!
Relee la noticia, mira la receta
que está sobre la mesa, luego el reloj despertador y con pereza murmura...
“¿Acaso tengo que volver a escribir el cuadro de causas y consecuencias?”
El licenciado apaga la luz, cierra
los ojos y cuando cree que está a punto de dormir, se sienta sobre la cama como
si de ella hubiera salido un fl uido eléctrico:
—¡Debe haber una manera más
sencilla de encontrar la clave que me confi rme si eso es una narración !...
¿si inventara una fórmula?
Antonio corre hacia la mesa:
Una narración es igual al
conjunto formado por una situación inicial (S. I.), más una transformación o
complicación, más una situación fi nal (S. F.): Narración = (S. I. +
Transf./Compl. + S. F.)
—En la querella que leí en la
mañana se me presentó una situación inicial que estaba formada, a su vez, por
una narración en miniatura que tenía su propia situación inicial, su
transformación y su situación fi nal que daba lugar a la transformación de la
narración principal:
S. I. = Una mujer quería
hablar por teléfono en una caseta acaparada por un hombre. + Ella intentó
ejercer su derecho de hablar por teléfono de acuerdo con su turno y él la
golpeó. + Ella quedó sangrando y él huyó.
Transf./Compl. = Los
tripulantes de una patrulla la socorrieron, lo aprehendieron y presentaron ante
el Ministerio Público.
S. F. = La demandante
presentó una querella contra el hombre que la agredió.
Antonio reescribe:
Querella:
S. I. (S. I. +
Transf./Compl. + S. F.) + Transf./Compl. + S. F.
El licenciado intenta convertir a la fórmula ideada la
noticia leída:
S. I. = J. R. comete
adulterio con Y. S.
Transf./Compl. = M. D.
los descubre.
S. F. = J. R. huye y se
fractura la cadera, por lo cual lo llevan al hospital, desde donde rinde su
declaración.
Orgulloso, querría enmarcar su
descubrimiento, pero se siente inquieto... la narración anterior presentaba una
larga situación inicial... ¿será éste el caso? Antonio aísla la situación
inicial y trata de esquematizarla, para ver si se trata de una narración menor introducida en una mayor:
S. I. = M. D. cela a Y. S.
Transf./Compl. = Y. S.
decide engañarlo con J. R. S. F. = Y. S. comete adulterio con J. R.
Con mentalidad matemática,
Carranza analiza nuevamente la narración: Y. S. podría haber cometido adulterio
con J.R. mil veces y ahí fi nalizaría la narración. (Por desgracia —murmura—
¡cuán común es tal desenlace!), pero hay un suceso que desencadena la
complicación... el que ese día hubiera llegado el marido armado (por lo visto
alguien le había advertido lo que sucedía)...; además, ese suceso, a su vez,
provoca una reacción, esta reacción tiene un efecto...
—¡Que nos lleva a una verdadera
situación fi nal!... Antonio escribe ahora:
S.D. = Suceso desencadenante.
S. I. = situación
inicialReac. = Reacción ante dicho suceso.
Transf./complicaciónResol.
= Resolución o efecto producto de la
reacción ante el mismo suceso.
S. F. =Situación fi nal.
S. I. ⇒ (S. D. + Reac. → Resol.) ⇒ S. F.
Antonio escribe:
S. I. = Situación
inicial: Se nos presenta el matrimonio compuesto por la joven vengativa Y. S. y
el hombre celoso y violento M. D.
S. D. = Suceso
desencadenante: Y. S. comete adulterio en complicidad con
J. R.
Reac. = Reacción ante
dicho suceso: El marido volvió al hogar antes de lo previsto, armado con una
pistola calibre 22 y profi riendo amenazas violentas.
Resol. = Resolución: J.
R. huye y al hacerlo se fractura la
cadera.
S. F. = Situación fi nal:
En el momento de la narración J. R. se encuentra hospitalizado.
Carranza relee el título de la noticia:
Luego de
cometer adulterio, un hombre sufre un accidente al tratar de escapar del marido
ofendido
—¡Ah!... es un resumen de lo que
nos contó la noticia— (Antonio Carranza no sabe, ni sabrá, porque no es
especialista en literatura, que a esos resúmenes se les llama asuntos), luego mira el esquema
recién escrito... parecería perfecto, pero (¿por qué a esa hora de la noche
tiene que encontrarle “peros”?) sucede que en la situación inicial no encuentra
a J. R... ¿o será que, nuevamente, los problemas matrimoniales constituyen un
antecedente, y la narración principal estará contenida en el título de la
noticia... Antonio recurre nuevamente a su fi el palmípedo, es decir, al pato:
|
*
|
|
Un patito muy chiquito...
|
se comió una goma...
|
y se borró.
|
Un hombre que comete adulterio...
|
Es descubierto por el marido ofendido, trata de escapar...
|
y sufre un accidente.
|
El investigador piensa que quienes
leen ese tipo de noticias en los periódicos que las convierten en su nota
principal, se interesan principalmente por las complicaciones... y la
complicación no puede ser la situación inicial o los antecedentes, porque éstos
constituirían una historia anterior a lo que la gente quiere encontrar...
Antonio intenta mejorar el contenido de su esquema:
S. I. = Situación
inicial: Y. S. comete adulterio con J. R. (en los antecedentes nos contaron por
qué sucedió).
S. D. = Suceso desencadenante: el
marido volvió al hogar antes de lo previsto, armado con una pistola calibre 22
y profi riendo amenazas violentas.
Reac. = Reacción: J. R.
huye por un lugar peligroso.
Resol. = Resolución: J.R.
cae y se fractura la cadera.
S. F. = Situación fi nal:
En el momento de la narración, J. R. se encuentra hospitalizado.
El licenciado mueve con
conmiseración la cabeza: “¡Pobre J. R.!, pero ¿a quién se le ocurre ir a la
casa del marido?, ¿qué no pudo haber ido a otro lugar?... y luego Y. S.... ¿no
pensó en las consecuencias?” Si él hubiera podido decir algo a la pareja...
¿qué habría dicho?: “No cometan adulterio... mejor traten de solucionar todo
mediante el diálogo...” o mejor: “Si van a hacer algo, mínimo tomen sus
precauciones...”
Antonio llega a una conclusión
antes de ir a la cama: no basta llegar a la situación fi nal... al parecer,
todo escrito tiene una intención, por lo cual añade a su esquema:
S. I. = Situación inicial
Transf./Compl.. S. D. = Suceso desencadenante.
Reac. = Reacción ante dicha complicación.
Resol. = Resolución.
S. F. = Situación fi nal.
Moralidad = Intención del
escrito.
S. I. ⇒ Transf./Compl. ⇒ (S. D. + Reac. → Resol.) ⇒ (S. F. + Moralidad o intención).
Antes de caer rendido se llena de
fuerza para verifi car si uno de sus cuadros puede emplearse en esta narración:
Las
narraciones de estructura desarrollada están constituidas por los siguientes
elementos: situación inicial (donde
se presentan los personajes, el estado, lugar y tiempo en el cual se
encuentran), una primera complicación
o suceso desencadenante (que modifi
cará dicha situación inicial), una reacción
ante lo sucedido (que en apariencia sería la situación fi nal; sin embargo no
lo será, porque esta reacción no genera un nuevo estado), una resolución (que correspondería a una
nueva complicación, es decir, un nuevo elemento que ocasione una modifi cación
de la aparente situación fi nal o, en otras palabras, un efecto de la
reacción), y por último una situación fi
nal, en la cual, ahora sí, se engloba un nuevo estado (producto de la
resolución), y tras éste (en algunos textos), se expondrá una moralidad o evaluación fi nal, donde, ya sea de modo explícito o implícito, se
proporciona la fi nalidad del escrito. Vid,
M. Bassols y A. Torrent, Modelos
textuales, pp. 175-176.
Ingredientes
básicos presentes en narraciones
|
Ejemplo
|
Un tema:
|
El accidente.
|
Un propósito:
|
Informar los riesgos de cometer adulterio en lugar y momento
inapropiados.
|
Uno o varios participantes:
|
Y. S., M. D. y J. R.
|
Un personaje fi jo:
|
J. R. (quien se accidentó).
|
Un lugar donde transcurren los hechos:
|
San Juan, México.
|
Un tiempo en el cual transcurren los mismos:
|
7 de noviembre.
|
Relaciones causa-consecuencia:
|
M. D. cela injustifi cadamente a
Y. S. → Y. S. decide cometer adulterio con J. R. → J. R. acude a la cita amorosa.
→ M. D., celoso, lo descubre. →
J.
R. intenta huir. →
En su huída
J. R. cae. →
J. R. se fractura la cadera.
|
Un esquema narrativo básico formado por:
|
|
• Situación inicial
|
Un hombre comete adulterio.
|
• Transformación o complicación
|
Al saberse descubierto por el marido ofendido, trata de
escapar.
|
• Situación fi nal
|
Sufre un accidente.
|
Fatigado, duerme profundamente
esperando al día siguiente no encontrarse con una narración más.
¿Antonio
Carranza sabrá en qué otros textos puede encontrar narraciones? ¿Descubrirá
algo más acerca de ellas? ¡No se pierda el siguiente episodio de La narración que perseguía a un hombre!
V. La esencia de una narración
Camino al trabajo, mientras viaja en el Sistema de
Transporte Colectivo, Metro, Antonio Carranza escucha un trío de músicos que se
sube a cantar:
Vicente
T. Mendoza, Lírica narrativa de México.
El corrido, México,
UNAM-Instituto de
Investigaciones Estéticas, 1964 (Estudios
de Folklore, 2), pp. 177-178.
El licenciado creía que ese día
podía dedicarse por entero a su trabajo, pero no había pensado que iban a
asaltarlo más preguntas. Mientras escucha el corrido, le surge una duda: “¿En
los versos también existen narraciones?, es decir, ¿existen poemas narrativos?”
Carranza Otero cree haberse vuelto loco; en cuanto la pieza termina los músicos
recorren el vagón del Metro para solicitar alguna moneda, pero Antonio,
queriendo oírlos de nuevo, les da una propina generosa a cambio de que repitan
la misma canción. Por fortuna para él, la canción sólo habla de Felipe Ángeles
y esta vez no dudaría en saber “quién es el pato”; es decir, el personaje fi
jo. Mientras la escucha piensa en las acciones que se narran:
1.
El general Felipe Ángeles
llega a La Aurora.
2.
Pierde diez dragones.
3.
Se va con los restantes
por la serranía.
4.
Manda cuatro de avanzada.
5.
Pone a los cuatro como
vigías.
6.
El viejo Sandoval
aprehende a esos cuatro.
7.
Llegan a donde está el
general.
8.
Toman prisionero a Felipe
Ángeles en el Cerro de la Mora.
9.
Lo sentencian a muerte.
10.
Ángeles escribe al
Congreso de la Unión para solicitar la vida.
11.
No le permiten vivir.
12.
Les dice a sus compañeros
que van a fusilarlo.
13.
Canta La golondrina cuando está en prisión.
14.
Se acuerda de que en su
niñez fue artillero.
15.
En la milicia comenzó
como niño artillero y terminó como general.
16.
El reloj marca la hora de
la ejecución.
17.
Pide que le disparen al
corazón.
18.
Dice que no es cobarde.
19.
Pide que no le apunten a
la cabeza.
20.
El músico se despide después de contar la
historia
21.
Fusilan en Chihuahua al
general.
Al tocar el último acorde los
músicos le sonríen y el licenciado vuelve a pagarles, pero ahora no quiere que
toquen ningún instrumento: quiere que le dicten el corrido, a lo cual ellos
acceden intrigados, pero de buena gana. Algunos pasajeros lo miran con
curiosidad, otros murmuran, pero en cuanto los músicos descienden del vagón, ya
nadie se fi ja en lo sucedido; sólo Antonio se preocupa por la letra de la
historia que ha escuchado:
—¡Cuántas acciones!... pero de
todas ellas, sólo unas son importantes... ¿Cuáles serán?
Al margen de la hoja Carranza numera las veintiún acciones...
Algunas, por ejemplo, lo que Ángeles canta cuando está prisionero, la mención
de sus recuerdos y el reloj, realmente no hacen que la historia avance en el
tiempo, sólo la detienen:
—Son importantes, sí... pero
seguramente con ellas no se elabora una narración... Es como si yo dijera :
“Había una vez un patito que le gustaba cantar. Cuando estaba en el huevo hacía
conciertos para un pico y la pata le pedía que se callara. Cuando nació era
pequeño, tan pequeño como un...”
Carranza voltea inquieto para
verifi car que nadie lo hubiera escuchado, si es que sus pensamientos se
escaparon:
—¡Qué vergüenza! Un licenciado como yo con esas cosas
en la cabeza...
Mira hacia el túnel del Metro y vuelve a pensar en el
corrido:
—Cuando yo estudiaba química,
recuerdo que nos hablaron de catálisis; ¡desde luego me acuerdo!, fui el único
que pasé el examen con diez... “La catálisis puede ser defi nida como la
iniciación o cambio de velocidad de la reacción por la infl uencia de ínfi mas
cantidades de otra sustancia (catalizador) que no sufre cambios perceptibles en
su composición química ni en su peso”.[1]
Ya no me acuerdo bien qué signifi caban esas palabras, pero sí sé que esas
acciones diminutas son como catalizadores químicos, porque cambian la velocidad
de la narración y nos llevan a que se produzcan las acciones
principales... Si en mi fórmula...
Carranza escribe:
Transf./Compl. ⇒ S. I. ⇒ (S. D. + Reac. → Resol.) ⇒ (S. F. + Intención)
—Si en mi fórmula —continúa—
decidiera, en el lugar donde hay una fl echa o un signo de adición, contar
otros detalles, es como si retardara la reacción química que me produce una
narración... ¡Ohhhh!... Lo cual signifi ca que lo importante de una narración
sería algo así como los compuestos químicos principales, no los catalizadores.
Escribe:
personajes + acciones importantes
—Que podría llamar...
Frente a Carranza Otero una mujer
teje con agujas. Un hilo grueso y largo, enrollado, poco a poco se convierte en
un suéter. Antonio admira la forma como las agujas anudan el hilo... piensa en
el corrido, en las acciones principales, que son como nudos que también hacen
un suéter que, en este caso, se llama “Canción”...
—¡Nudos!, ¡nudos! —grita, y la
mujer lo mira asustada. Carranza encoge los hombros y se disculpa. Para su
fortuna ha llegado a la estación. Baja mientras piensa que esas acciones
principales bien pudieran llamarse nudos
o núcleos, porque, en realidad,
anudan la historia y son su esencia. Se detiene donde no estorba y relee el
corrido.
Ahora trata de ver la canción como
un tejido, como una reacción química y busca extraer las acciones más
importantes, las que serían el resumen de lo narrativo, lo que ahora llama
“nudos”, con su fórmula:
S. I. = Felipe Ángeles
(un general revolucionario muy valiente que de niño había sido artillero) va
por la serranía.
S. D. = Lo toman
prisionero en el Cerro de la Mora y lo sentencian a muerte.
Reac. = Escribe al Congreso de la Unión para salvar
su vida.
Resol. = No le conceden
vivir. S. F. = Lo fusilan.
Intención = Hay que saber
que, cuando es la hora, se debe morir como valientes.
Los elementos
principales de la narración, que aquí, por razones didácticas, hemos llamado nudos, son los núcleos que se encuentran apoyados por subnúcleos, a los que defi niremos como aquellas acciones
destinadas a complementar las acciones más importantes. Dentro de los
subnúcleos, o entre núcleo y núcleo, subnúcleo y núcleo, o en el espacio
existente entre un subnúcleo y otro, es posible encontrar descripciones de las acciones derivadas de la acción nuclear,
resúmenes y aclaraciones. Para Roland Barthes el espacio entre núcleo y
núcleo se denomina catálisis, y señala
su naturaleza complementaria (en cuanto a que “llenan” el espacio narrativo que
separa a los nudos. Vid., V. Morin,
“El chiste”, en Barthes et al., Análisis estructural del relato, p. 15,
pp. 15, 131-158).
—Sí, como valientes... ¡Como valientes...! ¡Se me olvidó redactar el
informe! La jefa me va a fusilar y no hay Congreso de la Unión que me salve.
Carranza traga saliva y apresura
el paso para llegar pronto a la ofi cina, preocupado pero orgulloso a la vez al
pensar que, si su hijo le pregunta por la noche de qué trata el corrido, podrá
responder: “Es la historia de un general, quien, luego de ser condenado a
muerte y no poder evitar la sentencia, muere fusilado”. (Es el asunto).
¿Le servirá de
algo a Carranza haber aprendido a identifi car los nudos de una narración?
¿Sabrá ahora quién cuenta esas historias? ¡No se pierda un episodio más de La narración que perseguía a un hombre!
VI.
¿Quién cuenta la historia?
El investigador camina apresurado aun cuando quisiera
que el trayecto se hiciera eterno para no enfrentarse a su jefa... ¿Cómo
librarse de una llamada de atención?
—¡Le contaré una historia!—.
Antonio Carranza decide convertirse en el pato que come una goma y se borra,
por lo cual no entrega su informe laboral. Respira hondo, suelta el aire y
organiza sus ideas ayudado por el esquema que ayer ideó:
Ingredientes
básicos presentes en narraciones
|
Ejemplo
|
Un tema:
|
El informe.
|
Un propósito:
|
Disculparme ante la jefa por no haber escrito el informe.
|
Uno o varios participantes:
|
Yo y un adolescente que se compró tenis nuevos.
|
Un personaje fi jo:
|
Yo.
|
Un lugar donde transcurren los hechos:
|
Av. de la Independencia 123 (donde vivo).
|
Un tiempo en el cual transcurren los hechos:
|
Ayer.
|
Relaciones causa-consecuencia:
|
Fui
a casa a redactar el informe (en la ofi cina no tengo dónde hacerlo ni tengo
secretaria). →
Un adolescente provocó un apagón. → No pude usar la computadora. → No pude escribir el informe. → Me presento sin informe.
|
Un esquema narrativo desarrollado formado por:
|
|
Situación inicial
|
Antonio Carranza (es decir, yo), estaba escribiendo en la
computadora un informe.
|
Transformación o complicación integrada por:
|
|
• Suceso desencadenante:
|
Un adolescente que había comprado tenis nuevos, aventó los
viejos hacia los cables de luz de la colonia donde vive A.C.
|
Reacción:
|
Hubo un problema eléctrico y se fue la luz.
|
Resolución:
|
A.C. no puede escribir su informe.
|
Situación fi nal:
|
A.C. se presenta al trabajo sin informe.
|
Intención:
|
¿...?
|
El investigador descubre que ahora es capaz de urdir historias, puede ser convincente si sólo cuenta lo ocurrido en
los nudos y no se entretiene con catálisis, es decir, con todo lo que va entre
nudo y nudo... pero él no puede narrar esa historia: “¡Es inmoral que un
licenciado salga con pretextos e invenciones de adolescente irresponsable!”, se
dice a sí mismo, y recordando que “Yo no soy de los cobardes que le temen a la
muerte”, decide que dirá la verdad y afrontará las consecuencias... Aunque sabe
que si pudiera enviar a otra persona a contar esa historia, quizá no se
sentiría tan inmoral...
—¿Y quién puede contar esa
historia? ¿Quién puede ser el narrador?
—se pregunta. —Ojalá que un dios se apareciera a la jefa para decirle: “El
licenciado Carranza no trae su informe porque sucedió que...” Un narrador que
supiera todo, mis pensamientos, sus pensamientos... ¿cómo se llama el que sabe
todo?... ¡Ah!, ¡omnisciente! Como quien contaba una historia que tuve que
aprender de memoria cuando tenía quince años y aún ahora recuerdo:
Sin embargo, hubo un artesano que hizo una vasija
de vidrio irrompible; fue llevado a la presencia del emperador, con su regalo;
después hizo como que se lo daba y lo dejó caer al suelo. El emperador no pudo
evitar el susto; el hombre levantó del suelo la vasija que se había abollado
como si fuera de bronce; después sacó de su túnica un martillo y desabolló
fácilmente la vasija y la dejó como nueva. Hecho esto, pensó que lo iban a
considerar como un dios, sobre todo cuando el emperador dijo: “¿Hay alguien más
que sepa esta forma de hacer vidrio?” Mirad lo que pasó: cuando el hombre dijo
que no, el emperador ordenó que lo decapitaran porque, si llegara a saberse, el
oro no valdría más que el barro.
Petronio, El
satiricón (fragmento), en Juan Antonio Ayala (pról., y trad.), México, UNAM,
1984 (Nuestros clásicos, 60), pp. 73-74.
En la
presentación de una narración hay alguien que cuenta lo que sucede y a quien se
le denomina “narrador”. Aunque existen muchos tipos de narradores, aquí sólo
revisaremos los cuatro básicos.
—¡Ese sí es un narrador omnisciente!... pero ese narrador no va a disculparme y, desde luego, no me
gustaría contar una mentira en la que yo sea el protagonista, como sucede
con...— El licenciado observa los libros que se encuentran en la sala de espera.
Uno de ellos tiene un título atractivo: El
sueño de los cinocéfalos. Abre al azar el texto y lee:
Hay algunos
momentos que contienen el germen de lo que somos; después vienen las
repeticiones, con variantes maquilladas para que no las reconozca uno al
principio. A veces es difícil identifi car cuál es la experiencia original,
para ello es necesario saberse mover como ratón entre los sótanos de la
memoria.
Antes del episodio de la sopa no ingerida,
recuerdo otro: una vez que concluí mi estancia en el jardín de niños, mis
padres solicitaron mi ingreso a la primaria, el cual fue negado por no tener
todavía los seis años cumplidos. Me faltaba un mes y medio para llegar a esa
edad y no hubo forma de convencer a los distintos directores de las escuelas de
que se me diera la oportunidad de no interrumpir mi incipiente, pero
prometedora, trayectoria escolar. Estuve un año contemplando cada mañana, desde
el sillón de la sala, los rayos del sol que se fi ltraban a través de la
celosía del edifi cio de enfrente y que venían a descansar en el piso de mi
casa. La sombra reticular de la celosía guardaba pedazos de sol en cada
compartimiento; conforme pasaban las horas, se retraía hasta desaparecer y
luego me dedicaba a explorar el diccionario. Leía sin saber leer, pensando que
las palabras decían lo que yo quería o lo que imaginaba que debían decir.
Pienso lo
mismo ahora, el mundo tiene una lectura distinta para cada quien; nadie
coincide nunca con otra persona, las relaciones humanas son una historia de
malentendidos y confusiones. Somos pedazos de un sol fragmentado, dividido por
sombras, que cae después de un viaje de miles de kilómetros, sobre los mosaicos
del piso de una casa cualquiera.
Acosta, Andrés, “Su perfi l”, en El sueño de los cinocéfalos, México, UNAM,
1997 (Confabuladores), pp. 26-27.
—¡Eso sí es una narración!... y
quien la cuenta es el mismo protagonista... Pero a mí no me
gustaría ser protagonista... Es más probable que un testigo narrara lo que yo
invento que me sucedió anoche... ¿y cómo contaría lo ocurrido un testigo?
Abre la página sesenta y uno del libro que tiene en las
manos y lee:
Entre los lavacoches hay uno que tiene el
liderazgo sobre los demás: Picaso (tiene la nariz curva y larga a la manera del
pico de un ave); de vez en cuando viene conmigo a platicar y a pedirme libros
prestados. No terminó la secundaria por andar
en el desmadre; sin embargo, le gusta leer. Constantemente tiene disputas
con los otros por el reparto del dinero. Ahora está discutiendo a gritos con el
Simio, al que le quiere imponer una multa por mentir a la hora de declarar lo
que ha ganado durante la mañana. La unión de lavacoches le da la razón a Picaso
por unanimidad. El improvisado juicio callejero llega a su desenlace entre
gritos y rechifl as; parece que el Simio fi nalmente es coaccionado a acatar la
sentencia, o sea que entre varios lo sujetan, le sacan el dinero, le quitan los
pantalones y los arrojan a las ramas más altas de un árbol.
Acosta, Andrés, “Entre los lavacoches”, en El sueño de los cinocéfalos, México, UNAM,
1997 (Confabuladores), pp. 61-62.
—Aquí —Carranza refl exiona—, el
narrador no cuenta las cosas como las vivió, no se aparta de ellas como si las
viera desde lo alto, sino las cuenta como testigo mismo de lo que sucede...
“Vi que el licenciado Carranza
ayer, a las 22:30 horas, en el momento en el que...” Tal como ocurre en las declaraciones de los
testigos... como debieron haber manifestado ante la autoridad los tripulantes
de la patrulla en la querella de la señorita Talamontes: “Al llegar a la
esquina de Niño perdido testifi camos que la declarante...” ¿Y si mejor pudiera
traer a la realidad al adolescente que arroja los tenis viejos hacia los cables
de luz?... Declararía yo, declararía él... declararía algún vecino, un empleado
de la Compañía de Luz.
No un narrador único, sino un narrador multiplicado,
múltiple...
Carranza Otero descubre un libro
donde se encuentran las obras completas de Miguel de Cervantes. No puede faltar
en él El Quijote, Las novelas ejemplares... y un texto del
que jamás escuchó hablar: Los trabajos de
Persiles y Sigismunda. Busca la página donde se encuentra esta novela y
lee:
[...]
Finalmente mi hija se encerró en el retraimiento dicho y estuvo esperando su
perdición; y cuando quería ya entrar un hermano de su esposo a dar principio al
torpe trato, veis aquí donde veo salir con una lanza terciada en las manos, a
la gran sala donde toda la gente estaba, a Transila, hermosa como el sol, brava
como una leona y airada como una tigre.
Aquí llegaba de su historia el anciano Mauricio,
escuchándole todos con la atención posible, cuando, revistiéndosele a Transila
el mismo espíritu que tuvo al tiempo que se vio en el mismo acto y ocasión que
su padre contaba, levantándose en pie, con lengua a quien suele turbar la
cólera, con el rostro hecho brasa y los ojos fuego, en efeto, con ademán que la
pudiera hacer menos hermosa (si es que los accidentes tienen fuerzas de
menoscabar las grandes hermosuras), quitándole a su padre las palabras de la boca,
dijo las del siguiente capítulo: [...]
Miguel de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, libro I, cap. XIII.
—¡Oh...!, es como si se hubieran multiplicado los
narradores... Aunque cuentan una sola
historia...
—Licenciado Carranza, lo espera la licenciada Leyva...
¿Inventará una
historia el licenciado Antonio Carranza? ¿A qué tipo de narrador recurrirá para
hacerlo? ¿Dejarán de perseguirlo las narraciones? ¡No se pierda el último
episodio de La narración que perseguía a
un hombre!
VII. Las pesadillas de un investigador
La licenciada Leyva estrecha la mano de su subordinado
y no le pregunta por el informe, sino directamente le pide que responda: ¿qué
texto enloqueció a Lauro Heredia Mendizábal?
—El que hablaba del Faro de Alejandría.
—¿Cómo lo sabe?
—Porque es el único texto narrativo que estaba en la
ofi cina de Heredia.
—¿Está seguro de que era una narración?
—Sí, licenciada.
—¿Por qué?
—Porque... —Antonio Carranza está
a punto de responder que es una narración porque se parece a la narración del
pato... sin embargo, ésa sería una respuesta pueril. El investigador cruza su
brazo izquierdo sobre su pecho y lleva su mano derecha hacia la barbilla:
“¡Salí sin rasurarme!”, piensa un instante, aunque no está dispuesto a
distraerse y busca cómo sustentar su descubrimiento sin aludir al pato, la goma
y la desaparición: —Porque es el único texto que tiene esta estructura:
Situación
inicial
|
Transformación
o complicación
|
Situación
fi nal
|
Al
inicio al principio
|
de
pronto, de repente, todo cambió cuando...
|
fi nalmente
|
Un faro...
|
sufre un terremoto...
|
cae derribado.
|
—¡Ah! —su jefa aprueba—. Eso
quiere decir que usted se ayudó de conectores textuales implícitos.
Al investigador le hubiera gustado
que un suceso desencadenante, algo así como un temblor de tierra repentino, lo
llevara a una situación fi nal: estar fuera de esa ofi cina. No sabe qué le
está diciendo la licenciada Leyva. Trata de fi ngir aplomo, pero ella percibe
la ignorancia de su subalterno:
—Desde luego que usted siempre
recordó que una narración tiene, en forma implícita o explícita, conectores, es decir, palabras que unen un texto y nos
permiten identifi car si se trata de una narración; en este caso...
—Sí... sí... desde luego—. Asiente
Carranza, refl exionando que si Georgina Leyva le hubiera hablado en otra
lengua quizá le entendería más. Ella sonríe para sus adentros y lo ayuda
sutilmente:
—Usted sabía desde el comienzo que
frases como: “había una vez”, “en cierta ocasión”, “en un principio”, nos
indican que va a iniciar una narración, y por eso se llamarían “marcadores”,
pero los conocemos como conectores,
¿no es verdad?... y que ésos son conectores de situación inicial. Las
complicaciones pueden ir encabezadas por frases o palabras como: “de repente”,
“de pronto”, “de forma inesperada”, “todo cambió cuando”... y los conectores de
situación fi nal cierran la narración con frases que, estén escritas o no,
indican la terminación: “fi nalmente”, “por último sucedió que...”
—Finalmente —piensa el
investigador— creo que esta historia de las narraciones ha terminado para mí...
De haber sabido eso ayer, cuando estaba en la ofi cina de Heredia, no hubiera
vivido veinticuatro horas pendiente de las narraciones.
La licenciada Leyva presiente que
puede aprovechar la experiencia de Antonio Carranza:
—Dígame usted, colega, ¿qué fue lo
más importante de la investigación realizada ayer?
El licenciado decide ser franco, aun cuando su jefa lo juzgue un
ignorante:
—Aprendí que las narraciones no
sólo se encuentran en cuentos y novelas. Ahora sé que una narración:
• Presenta
un tema.
• Tiene
un propósito.
• Consta
de uno o varios participantes.
• Presenta
un personaje fi jo (que puede ser un personaje o varios).
• Un
lugar donde transcurren los hechos.
• Un
tiempo en el cual transcurren los mismos.
• Se
caracteriza por las relaciones de causa-consecuencia.
• Puede
representarse con un esquema narrativo básico formado por:Narración = (S. I. +
Transf./Compl. + S. F.)
• O
por un esquema narrativo desarrollado formado por:
S.
I. ⇒
Transf./Compl. (S. D. + Reac. →
Resol.) ⇒
(S. F. + Intención)
• Siempre estará contada por un narrador que
puede ser: omnisciente, protagonista, testigo o múltiple.
—También aprendí, licenciada
Leyva, que para localizar la estructura narrativa es útil comenzar a analizar
del fi nal al principio, a fi n de detectar
las primeras causas. Entendí que en las narraciones a
veces hay narraciones subordinadas, y que no debemos confundirnos con ellas;
así como ahora sé que hay acciones muy importantes (a las que llamé núcleos o nudos) y acciones menos importantes (que me recordaron los
catalizadores que empleábamos en nuestras clases de química). Aprendí ahora que
hay conectores que nos indican el inicio de una narración y las distintas
partes de la misma y, lo más importante: descubrí que ésos eran los
conocimientos fundamentales que debí haber obtenido al egresar del ciclo de
estudios de nivel medio superior.
—Muy bien —dijo la licenciada
Leyva—. Creo que lo voy a contratar para impartir clases particulares. Hemos
resuelto un problema y con esto terminamos.
—Perdone, licenciada —interrumpe
Antonio Carranza antes de que su jefa se levante y le ofrezca la mano— y a todo
esto... ¿por qué enloqueció Heredia?
—Sospechábamos que su locura se
relacionaba con “internet 2” o con el desempeño deportivo del alumno
universitario; sin embargo, hoy nos enteramos que había pagado un viaje a
Egipto y por un sobreprecio exorbitante compró un boleto para visitar un lugar;
una narración lo hizo descubrir que
[1] Modesto Bargalló, Tratado de Química
inorgánica: Fundamental y sistemática, México,
Porrúa, 1962, p. 207.
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